martes, 29 de septiembre de 2015

(15) De vuelta a la estación (conclusiones)

Decíamos al principio que tomábamos nuestro penúltimo tren a la zona verde y, en un suspiro, contemplamos como el mismo tren nos devuelve a la estación de salida y a la rutina, casi sin enterarnos. 




Hace falta sentarse tranquilamente y reposar para digerir estos días intensos y sacar, o intentarlo, algunas conclusiones de los casi 8.000 kilómetros de recorrido, tal y como queda fielmente reflejado en la camiseta de Thembi.



En el viaje hemos conocido a personas estupendas, viajadas, cultas, interesantes, con las que hubo horas de conversación reposada, silencios, sobreeentendidos, complicidades... personas que contribuyen a que abras la mente y también por qué no, a programar nuevos viajes. Lo cierto es que la cultura viajera de algunos de los compañeros era apabullante, podrías pasar horas escuchando sus aventuras en sitios remotos. 


En la foto anterior, de pie y de izquierda a derecha: Gabriel, Sonia, Rosa, Paco, Gustavo, Alfonso, Joaquín, Fely, Luis, Montse, Tony, Isaac, Juanma, Concha y Manel. Agachados, Ana, Lucky, Soco, Thembi y Paulo. Tumbado, David. Sólo falta la otra Rosa que no sabemos dónde se metió y eso que es la más experimentada de las viajeras.


A la hora del balance, cuando uno tiene que anotar qué quedó del viaje en uno mismo, te quedas con muchas cosas, todas interesantes y constructivas:

Los niños, el día del pinchazo, y su profesor, que nos enseñó una escuela sencilla, con vocación de futuro.


La gente en cuyo camino nos cruzamos aunque solo haya sido un rato 




Los paisajes, llenos de adjetivos: infinitos, sobrecogedores o, simplemente, magníficos.




Tan bien reflejados en estas dos fotos de Gustavo que cargando con un equipo fotográfico de más de 8 kilos ejerció de argentino discreto  y de gran persona.




 Con los detalles de nuestras sombras proyectadas en la duna en el Namib.
 


Con las vivencias, como esta foto fallida del salto, después conseguida.




Con el hormiguillo que te sube por el estómago cuando ves tan cerca a los animales salvajes, sin comillas.



Y con otros que a lo mejor, no lo son tanto.



Eso sí, nos falta a todos la foto del suricato, el animalito que tiene el contrato para ser la imagen de Sudáfrica y que,  a lo mejor por ese motivo (será que no le han pagado sus réditos) no hay quien le eche el ojo encima. Creímos ver alguno, pero al final eran simples ardillas de cola larga.




Y qué decir de las puestas de sol....


El viaje tuvo una combinación atractiva de confort (casi excesivo a veces) e incomodidades (nunca excesivas) de tal manera que algunos días dormimos en lodges de lujo que le hacían justicia a la publicidad previa de la agencia e incluso mejoraban las expectativas iniciales.




En otros casos tocaron cámpings más o menos  polvorientos y solo relativamente cómodos, entre ellos el de los bosquimanos. Pero también es interesante comprobar como uno se va adaptando a las circunstancias.




Y dormir en una especie de isla desierta con los mokoreros y los elefantes supuestamente rondando,  tiene su punto.





Y en una casa que flota y se desplaza corriente arriba y abajo, también.




Pasamos muchas horas en el camión, un camión que fue tal vez el centro de las pocas quejas que hubo, ya que sin duda podría haber sido algo más nuevo, algo más amplio sobre todo, para soportar las interminables pistas sin asfalto, en las que debía deslizarse sobre arena o sortear baches y badenes. ¡Menuda pericia el chófer!
 


Pero aunque algunos días fueran más incómodos,  Lucky y Thembi cumplieron siempre con su trabajo aunque estuviéramos en sitios inhóspitos que, al final, hasta nos parecían acogedores. El capítulo de la comida fue magnífico, un 10. Y el que no lo crea así que pruebe a freir más de 30 huevos a las 5 de la mañana, inclinándose sobre un pequeño fogón instalado en el suelo... o a hacer una montaña de palomitas al fuego o variedad de ensaladas y macedonia de frutas todos los días. Y  sonriendo siempre, haciendo filigranas con las servilletas y iluminando la mesa con velitas . 





La organización del viaje, antigüedad del camión aparte, fue muy buena, dejando a salvo que cuando el vehículo se estropeó aparecieron dos furgonetas urbanas de opereta que nos convirtieron en croquetas de polvo e hicieron saltar las primeras y casi únicas chispas de mosqueo entre los viajeros. Por lo demás hay que reconocer que era muy cómodo llegar a los puntos en que había que hacer una excursión y que todo estuviera preparado: los vehículos, los guías, el catamarán, las lanchas..... en ese aspecto todo funcionó muy bien. El gintonic con el personal del lodge Doro Nawas contemplando la puesta de sol en el punto más elevado de la zona de Damaraland fue insuperable.




Puede haber opiniones, como en todo, pero la nuestra es que Paulo, el guía, fue una persona profesional, responsable y conciliadora, muy agradable y dispuesto a echar una mano aunque no entrara en sus competencias y especialmente amable con las otras personas de la tripulación que dependían de él. Si a alguien pudo sentarle mal algún detalle, después de 25 días de este nuestro particular Gran Hermano..... habría que disculparlo.



En definitiva, un viaje para recordar, como se suele decir, y para que Sudáfrica, y especialmente Namibia y Bostwana, sean algo más que unos países que nos suenan. Mereció mucho la pena.





Estos cuatro aprendices de viajeros, los del rincón gallego, enviamos un abrazo de los grandes a todos los compis con quienes compartimos y disfrutamos las andanzas africanas que no vamos a olvidar fácilmente. Si alguna vez venís por Galicia, sabed que seréis todos muy bienvenidos.

1 comentario:

  1. Hola, soy Ana y estaba pensando en hacer este viaje en octubre pero no soy tan aventurera; quizás me atreva a hacer el de 23 días que se pierde la zona de Monate, Etosha (eso si que me fastidia) y Luderitz. Tengo dos preguntas para vosotros la primera¿ Consideráis que este viaje ha sido el viaje de vuestra vida? lo digo por los comentarios, si todo os parece bonito pero no espectacular y de las fotos tampoco se desprende dicha espectacularidad y segunda, de índole práctico ¿cuanto os gastasteis en cenas, cervezas, agua, etc? simplemente por tener una idea de, si al final me decido, saber cuanto hay que llevar, aprox. Muchas gracias por el blog, sinceramente me ha sido de mucha ayuda, yo llevo diarios de viaje desde 1977 pero evidentemente en aquellas fechas no había otra opción que guardártelos para ti y desde que se pueden publicar me falta el último empuje para compartir con otros sensaciones y vivencias, por ello gracias por el esfuerzo

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