miércoles, 2 de septiembre de 2015

(1) El penúltimo tren a la zona verde


Empiezas a darle vueltas al mapa mundi y, de repente, es como si te volvieras loco. Entonces te entra  una especie de acceso febril y acabas buscando en internet información sobre países  de los que conocías más bien pocos datos y un trazado como el del siguiente mapa, al principio extraño, te resulta cada día, felizmente, más familiar.


Y de pronto, entre la profusa información, aparece una alternativa que no habíamos considerado: África: un viaje bautizado a efectos comerciales y rimbombantes como La Gran ruta del Okavango. Es como un viaje al que hay que agarrarse en el momento en que se presenta y puedes hacerlo porque si pasa el día  pasa la romería y a lo mejor pierdes la oportunidad de aprobar una asignatura pendiente con una parte del sur de un continente, un punto de misterio, algo parecido a una aventura, la promesa de un final de cinco estrellas con fondo de cataratas míticas, animales salvajes al alcance de los prismáticos como nunca antes los habíamos visto....


Recorrido en camión adaptado como si estuviéramos en un interrail un poco vip pero con un toque juvenil que le va bien a nuestras canas... 

  Y por el medio, unos cuantos patrimonios de la Humanidad, que por algo será, como este del desierto de Namib, con dunas inmensas y fotogénicas

 

Los petroglifos de Twifelfontein


El delta del Okavango 


Parques nacionales a tutiplén en los que se nos promete el avistamiento de leones, elefantes y todo tipo de fauna en su entorno natural , contacto con tribus locales, sobrevuelo de las cataratas, del desierto y del delta.....El itinerario está aquí mismo a la derecha, y hasta que tengamos nuestras fotos propias, ponemos las que nos ha facilitado la agencia y las que aparecen en su página de facebook correspondientes a los mismos viajes de este verano, anteriores al nuestro y en concreto la siguiente se corresponde con una especie de charca-abrevadero que se puede ver desde un  mirador subterráneo construído al efecto.




Algunos días (no muchos) tocará dormir en medio de la nada, bajo el firmamento africano que, según dicen, es especial, en tiendas de campaña y con sacos de dormir. Otros días en una especie de lodges que tienen una pinta maravillosa y en principio respetuosa con el entorno, como éste, el Anderson's.



O Doro Nawas (cortesía de Trip Advisor).





También habrá que dormir en una casa flotante, en una granja y en algún hotel de pelaje inidentificado que la agencia ni se ha molestado en precisar. Éso sí, al final del viaje, contamos con la guinda en el hotel Victoria Falls durante dos noches que nos va a recordar la estancia del pasado año en otra joya decimonómica, el Wawona, en el californiano parque de Yosemite.  



Estas fotos del Victoria son de esta página
 


Por curiosidad hemos chequeado la disponibilidad de una habitación doble para nuestras fechas y nos da un precio de 1.380 dólares. Casi de escándalo. Viaje al pasado sí, a precios del presente.

 
 Menos mal que no vamos por libre aunque por lo que cuenta el personal en Trip Advisor y suele suceder, estos hoteles tienen más historia que chicha y normalmente no valen lo que cuestan desde el punto de vista exclusivamente hostelero. Eso sí, la historia....
 


 Desde hace un montón de años, es el primer viaje organizado que hacemos, de tal manera que sólo toca soltar la pasta y poco más, aparte de ponernos alguna vacuna y adaptar el tamaño del equipaje a la taquilla del camión en la que se supone que tiene que entrar más o menos a presión.  


Llegamos a la conclusión de que África y sus circunstancias (unidas a las nuestras propias particulares) no son para ir por libre y que si una agencia como  la catalana Kananga lleva desde los años 90 del siglo pasado haciendo este tipo de recorridos, lo mejor es aprovechar su experiencia para dejarnos llevar y compartir el viaje con otras personas, cuestión que también tiene su punto. Ya se sabe que somos también de viajar en pandilla y por ése lado estamos habituados, pero esta vez se trata de gente por descubrir, a la que no conocemos y , en principio, es un atractivo más. También resulta cómodo pensar que un guía, un cocinero, un chófer y un ayudante (todos de la zona, salvo el guía) van a estar a nuestra disposición para que le saquemos al viaje el mejor partido. Aparte de ellos, la expedición se compone de un máximo de veinte personas y nuestro grupito iba a ser de cinco pero tras un infortunado percance de no mucha gravedad pero invalidante, se ha quedado en los cuatro habituales que llevamos ya tiempo arrastrando las suelas por el mundo.



Prepararse para un viaje como éste depara también alguna joya, en este caso en forma de libro, del que hemos adaptado el título de esta entrada:  

África me empujaba a seguir adelante porque permanece muy vacía, aparentemente inacabada y llena de posibilidades, que es la razón por la que atrae a entrometidos, analistas, mirones y filántropos aficionados. Sigue siendo en gran parte salvaje e incluso en su hambre es un continente esperanzado, quizá como consecuencia de su desesperación...  



 Theroux se refiere a la irresistible atracción de lo exótico y se pregunta si se debe a la espectacularidad de los vivos contrastes en blanco y negro o porque resulta hipnótico e ininteligible: en África, el viajero tiene licencia ilimitada y el propio continente magnifica la experiencia como no puede hacerlo ningún otro lugar... 
  
Nuestro (siempre penúltimo) tren a la zona verde partirá dentro de unos días, el 3 de septiembre, con un primer trayecto de Vigo a Madrid, para presentarnos en Ciudad del Cabo en la mañana del día 4, vía Londres.Trataremos de enviar noticias aunque somos conscientes de que habrá problemas de conexión que sortearemos como podamos para tratar de tener informada a la parroquia.

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